SUMATE A NUESTRO NEWSLETTER
Recibe toda la información sobre nuestra fundación y eventos.
Sabemos que el trabajo doméstico está vinculado exclusivamente sobre las identidades feminizadas ¿Por qué? Esto se debe a que siempre nos ocupamos más que los hombres del cuidado de los hijos e hijas, de la limpieza, del cuidado de los adultos mayores, y un millón de tareas más que precisan tiempo y dedicación, que cansa y estresa. Esto tradicionalmente siempre fue así, se encuentra en nuestra educación y en nuestros parámetros sociales porque los hombres fueron quienes habitaron los espacios públicos, mientras que las mujeres se quedaban adentro. Siempre hubo muchas que lograron salir de las cuatro paredes de su casa, aun siendo invisibilizadas por la historia y teniendo que sortear obstáculos de muchas índoles ya sean económicos, institucionales, educacionales, y muchos más que dejan ver la gran desigualdad de género.
Por eso, este 22 de Julio es un día más para visibilizar, cambiar y mejorar una desigualdad que nos viene atravesando desde hace mucho tiempo. Apostamos a construir sociedades más igualitarias, donde los diversos quehaceres del hogar incluyan la responsabilidad de todas las personas. ¡Ojo! Se avanzó bastante, hoy las mujeres conquistamos derechos a través de las luchas colectivas y la mayoría formamos parte del mercado laboral, pero no es suficiente ya que muchas aun cuentan con trabajos no registrados.
En Argentina el empleo doméstico está mal remunerado incluso cuando es formal, muchas de ellas se dedican laboralmente de manera muy precarizada para poder llevar el pan a la mesa. Como dijo en la década del ‘70, la filósofa y activista feminista Silvia Federici “eso que llaman amor, es trabajo no pago”, refiriéndose a que las tareas domesticas son ejercidas por las mujeres, de manera gratuita y naturalizada por el mandato cultural. En contraste, hace unos días se implementó el Programa de Reconocimiento de Aportes por Tareas de Cuidado, que les permite a las mujeres que tengan más de 60 años y sean madres acceder a una jubilación a aquellas que no cuenten con los 30 años de aportes necesarios. De modo que, por cada hijo o hija recibieran este reconocimiento para juntar los años requeridos.
Si nos preguntamos desde hace cuanto estamos haciendo camino de hormiguita para seguir cambiando esta gran problemática no nos darían abasto los dedos de la mano, pero recordemos algunos hitos del feminismo sobre el comienzo de los movimientos laborales feministas en 1908 cuando se inició una protesta laboral en Estados Unidos para reclamar jornadas menores de 12 horas, mejores sueldos, el fin del acoso sexual en el trabajo y el fin del trabajo infantil. O también en 1947 en Suecia, cuando las mujeres reclamaban por la igualdad salarial entre hombres y mujeres. De hecho, fue el primer país en declarar el derecho a mismo sueldo por el mismo trabajo. Así que esto viene hace rato, es un perspectiva histórica que hasta el día de hoy nos traspasa.
A su vez, en 1983 se llevó a cabo el Segundo Encuentro Feminista Latinoamérica y del Caribe que tuvo como objetivo reconocer el trabajo no remunerado realizado mayormente por mujeres en sus hogares. Fua así como, en 2011 la Organización Internacional de Trabajo (OIT) aprobó el Convenio 189, que establece que una empleada/o domestica/o es “toda persona, de género femenino o masculino, que realiza un trabajo doméstico en el marco de una relación de trabajo”.
Por su parte, en Argentina se sancionó en marzo de 2013 la Ley 26.844 sobre el “Régimen Especial de Contrato de Trabajo para el personal (ya sea mujer u hombre) de Casas Particulares”, el cual considera al trabajo en casas particulares como toda prestación de servicios o ejecución de tareas de limpieza, de mantenimiento u otras actividades típicas del hogar. Además, adoptaron medidas eficaces para asegurar la asistencia personal como así también, la seguridad y salud en el trabajo.
Pero ¿esto se cumple? La verdad es que actualmente la situación del sector se agravó aun más durante el año pasado con la llegada de una pandemia que afectó no solo las áreas profesionales, sino que la vida misma. En el ultimo periodo del 2020 el índice de las empleadas domésticas disminuyeron y con bajos ingresos y sin acceso a derechos laborales generó más vulnerabilidad.
Todo esto tiene que ver con el vínculo estrecho con la división sexual de trabajo, donde la remuneración es inferior en comparación al hombre. Relacionado con el esquema tradicionalista, donde el hombre es el proveedor y la mujer es madre y cuidadora del hogar. Pero, de hecho, el esquema en muchos casos no existe, porque hay madres que crían a sus hijos e hijas solas o en las familias separadas el hombre no aporta, entonces ¿quién debe salir a trabajar fura del hogar? Las mujeres debemos trabajar con las mismas condiciones de los hombres, ya no va más los empleos que son “para ellos”. La igualdad de género debe estar en su totalidad y en todos los ámbitos.
Por eso mismo, en este día queremos visibilizar para revalorizar nuestro rol como mujeres y recalcar una vez más que las tareas del hogar no son nuestra exclusividad sino que son responsabilidades de todos y todas y deben ser compartidas. Es importante que el trabajo femenino sea valorado como corresponde. De esta forma, las transformaciones harán un mundo más justo, más maduro y equilibrado.
Recibe toda la información sobre nuestra fundación y eventos.